lunes, junio 13, 2011

Ghost writer

Hoy en mi país es el día del escritor. Y es maravillosamente increíble, porque el día elegido es el del natalicio de un escritor conocido (reconozco, no sin vergüenza, no haber leído nada o casi nada de él), pero no de los libros agotados, ni comerciales, ni por los cuales somos conocidos en el exterior. Sé, sí, que fue un personaje en todo lo que respecta a esa palabra y al eufemismo que simboliza. Se conmemora el nacimiento de Leopoldo Lugones.
Por eso hoy en mi país es el día del escritor.
Y eso me llama a una reflexión o a una pregunta. O a todo.

Desde chica que escribo. Para algunos, muy bien; para mí, no mejor que la media que esboza palabras más allá de las obligaciones cotidianas que ameritan esa acción. Pero no más que eso.
Sin embargo, creo, algo que es fundamental es el consumo, más allá de todo talento. Y algo que hacía de pequeña, ahora ha sido reemplazado por gran cantidad de bolsas con libros "sin usar", acumulados, novísimos, pero casi amarillentos.

Creo, (me) debo volver a la lectura afanosa, desesperada, voraz de más palabras en papel (mientras dure); conocer, amar, soñar con cada historia, frase para poder encontrar (si lo hubo) a mi Yo escritora.

Desde este rincón, mi humilde homenaje a los que escriben...



♪♪♫♫♫. Leroy Anderson

sábado, junio 04, 2011

La loca

No era de esas personas de las que te cruzabas de vereda por su aspecto o su olor. Todo lo contrario.
Tenía una belleza arcaica, de un pasado lejano. Tal vez, inexistente: literario podría decirse.
Su piel era de un color que no era color piel. Blanco azulada, con matices verdes, pero tenía pizca de azul, de eso estoy segura. Hecho que contrastaba con sus uñas, que se pintaba de rojo, y los ojos, también. O era fucsia.
Era muy delgada, pero por lo que sé, en su pasado le sobraba la carne que hoy le faltaba.
Tuvimos una amistad de un par de años, tal vez algo artificial, o artificiosa, pero eso existió.
Y un día, de golpe, aunque si miro para atrás se escurrió como agua, se terminó.
Al principio no me di cuenta, pero tras correr el tiempo, todo fue más claro.
Hoy lo sé, ella estaba loca, porque sabía, finalmente, lo que quería.



Vértigo. Ismael Serrano