sábado, diciembre 30, 2006

martes, diciembre 26, 2006

Seven

(Ésta es la séptima consigna del taller, que a próposito, les comento que ya terminó por este año, y era la de crear un personaje a partir de un trabajo grupal)
Si supiera de Plutón
Al Profesor Jaimovich, 10 años después
Un día no vino más. Bah, una noche. Venía de noche. El profesor Jaimovich era un ser extraordinario. Teníamos un acuerdo tácito: no más preguntas. Él me daba una lista con los libros que necesitaba, que buscaba, y yo se los llevaba hacia el sector del fondo, donde se sentaba siempre. Nunca varió de asiento. Ni de actitud. Monosilábico.
Estuvimos en contacto durante un periodo de dos o tres años. (¿O fueron cuatro?). Durante ese tiempo, tampoco recuerdo haberlo visto tratar a alguien. A excepción de un gesto que no falló en ninguna ocasión: rascarle la panza a Petra, la gata de la biblio. O sí, ahora que recuerdo hubo: cuando tuvo cría, ella, no él, y cuando pasó una temporada afuera. Él, no ella… Ah, por supuesto, y cuando el profesor dejó de venir.
Traía el listado de los libros escrito en papel de fiambre, que yo sabía, sin mencionárselo nunca, que era el envoltorio de los sándwiches del buffet. Eran teorías relativas con migas, o astronomía comparada con restos de salame, y así. Silencio tácito. Desenfado condimentado con mayonesa en la comisura de los labios.
En referencia a los libros que el profesor solicitaba podría haber escrito tres tesis completas para mi carrera. La exhaustividad de las referencias, los detalles de las solicitudes, la parsimonia de la escritura eran profesionales, predestinadas. Parecían cartas de amor. Eran dedicadas. Dedicatorias. Se tomaba el tiempo para hacer los pedidos. Y también para recibirlos. Jamás me apuró, ni a Noelia, la bibliotecaria de la mañana, con la que nos cruzábamos notas (muchas veces advertencias sobre malos humores de docentes y alumnos, por no encontrar el material requerido) o algún gesto-comentario en referencia al día a día, sin embargo en el tiempo en el que estuve a cargo del turno vespertino y al que concurría el profesor, nunca hubo ni una queja de su parte. Y eso que era una eminencia. Y eso que sus listados eran mapas complejos. Nunca supe bien qué buscaba. Un tesoro. Una verdad absoluta. Un mito o leyenda. Pero en eso se transformó él.
Según dicen los que dicen, buscaba vida más allá.


Más allá de este planeta, de este sistema solar. Y los libros que buscaba versaban sobre eso. A pesar de ser profesor de física, buscaba una trascendencia a la materia y a la energía. Buscaba vida.
Y si bien fue una presencia invisible en este recinto (no así dentro de la facultad, ni para los profesores detractores, ni para los alumnos zalameros) dejó una huella imborrable en este espacio. Los últimos libros nunca los vino a buscar, y en su silla del fondo nadie ocupó su lugar. Sólo Petra. Y alguna miga del bar…



lunes, diciembre 25, 2006

Hohohoho



No creo que haya mucho que agregar. Sólo que sean felices, coman perdices (o lo que les guste comer), lo pasen tan lindo como yo pasé mi Nochebuena, sonrían, no se embriaguen...

(Aprovecho para saludarlos por el Verano molesto recién comenzado...)

Miles, y miles de abrazos, y mi cariño y buenos deseos de siempre (fundamentalmente para los que quiero y se lo merecen...)




Ya se van los pastores. Ismael Serrano

viernes, diciembre 22, 2006

Ésta soy yo

Soy mucho más que un deíctico.

Soy fresias y jazmines (más regalados, que autocomprados).

Soy mezcla de músicas, y libros y olores y sabores.

Soy libros que me hicieron adicta a la lectura, condicionada genéticamente por mis padres.
Soy nuez moscada, pinot noire, tempranillo, pimienta en grano, mantecosa rucula, frutillas con crema, chocolate semiamargo, bebida tónica, tes saborizados, comida étnica, y más… (serás lo que comas).
Soy plateado, mucho más que dorado.
Soy verde, turquesa, azul, más que rojo, y marrón más que negro. Soy blanco en verano.
Soy títeres, y autofoto (me encanta salir en ellas), y lapicera de tinta, y arte y arte, y arte.
Soy teatro, a veces más que cine.
Soy películas, y novelas.
Soy compromiso más que desidia, y apego más que lejanía.
Soy abrazo, beso, caricia.
Soy helado de cremas durante todo el año.
Soy chocolate blanco, y café en la madrugada.
Soy anteojos, y fiaca, y noche más que día.
Soy horizontal más que vertical (lo cual define tantas cosas).
Soy escuchar más que ir a bailar.
Soy amante de los dibujos (¿influencia de mi abuelo paterno?), soy miopía y ojos de cielo.
Soy un cielo de pecas y a lunares, según me han definido.
Soy peque y pocket, según me han nombrado.
Soy exámenes no dados, certificados no buscados, y sin embargo soy de bancarme lo insoportable, y de viajar por Europa un mes sola –extrañamente sin extrañar–.
Soy cedes viejos, papeles viejos, postales viejas… (coleccionista nata)
Soy pelo negro, rojo, rubio estridente, bordeaux, castaño café, negro violeta, y ceniza natural...
Soy pelo a la mitad de la espalda, y cortito cortito...
Soy bermuda y ojotas en las noches patagónicas. Y perros, tal vez más que gatos.
Soy poco gimnasio (y ahora, tal vez, me arrepiento).
Y soy mamá Noel, y mamá gallina.
Y buena pronunciación, y facilidad para los idiomas.
Amo las sandalias.
Soy una caja naranja de recuerdos, envuelta en un papel turquesa (mi color de aura, aunque a vos no te guste).
Soy una planta de jazmin caminando por Callao para regalar en la Navidad de 2004, y que fuera simplemente encargada al jardinero del edificio, y olvidada por vos...
Soy menta mezclada con chocolate, y el perfume y el sabor del coco y las especias.

Soy tía de Agus, hija de Luis y Liliana, hermana de Eleonora y Regina, cuñada de Matías y Javier, nieta de Mily y Nono, y Mami Toy y Papi, ahijada de Nemo e Irene, prima de..., amiga de Lore, Lau, Lusho, Gas, Mou, Fer, Juli, y ..., y ..., y ...

Y soy y soy, y soy...








(Soy Madonna, para muchos, allá por los noventa...)

Obviamente mucho más que un deíctico.

domingo, diciembre 17, 2006

La puta que vale la pena estar viva....


(Este blog hasta el 21 está cerrado por estudio, shhh shhh shhh shhh hs...., pero su autora está contenta, no sé si por la lluvia, los amigos, la vida, o una conjunción de todo, por eso, los deja con dos amigos por un ratito...)

Un hombre espera en el desierto. Ismael Serrano

(Gracias macanudo amigo Liniers..., y poetísimo amigo de la hostia Isma...)






martes, diciembre 12, 2006

La (dis)continuidad de los parques


Cerraron nuestra plaza. El último bastión que contenía nuestros besos tímidos, mis primeras lágrimas. Esa que estaba a pasos de nuestro primer café con leche, esa que, según vos, era mirada desde la pizzería de enfrente, mientras nosotros desafiábamos las leyes de gravedad y las normas de convivencia y buenas costumbres…
Hoy pasé con el colectivo y estaba toda prolijamente cerrada, alambrada, no sé si para plantar nuevos pastos, o flores, o para limpiarla. Pero me niego a que borren nuestros besos, nuestros recuerdos, nuestras caricias, nuestros susurros y abrazos.
Tal vez, ahora sí, florezca un nuevo amor.


This used to be my playground.Madonna


lunes, diciembre 11, 2006

Seis al seis (tachame la doble)

(Éste, tal cual nació, fue el ejercicio 6 del taller. Luego, reescrito y adaptado, fue uno de los que leí en la Degustación)


Aguas de Marzo



“…sao as aguas de marco fechando o verao
é a promessa de vida no teu coracao…”
Aguas de março. Tom Jobim



No quiero ser más un folio explicativo. Tengo la boca con fiebre, la historia cansada y una montaña rusa dentro de mi estomago. Estoy por dar el gran paso, el salto hacia algo nuevo, y me siento cubierta por una masa acuosa que, inexorablemente, me transporta a las clases de natación que tomábamos con mis hermanas hacia fines de los ochenta (¿o era a principios de los noventa?). Y papá con su traje impecable y su portafolio, esperándonos para volver a casa…
Ésta no puedo ser yo, si todavía parece que fue ayer cuando Ale y yo nos besamos, y descubrimos nuestros cuerpos de manera jadeante y suave…
¿Qué va a pasarme ahora?
Miro mis pies: mis sandalias son color peltre. Y de forma inmediata viajo a la foto que dejó olvidada Fernando en el libro de vanguardias: un charquito de peltre con florcitas ahogadas, y ramas. Tengo los pies hinchados: empanadas. ¡Pobre, mi hermana!: heredó los pies de mi abuela materna. Menuda herencia. Sin embargo, es feliz. Me alegra. En cambio, los míos van a volver a ser fotogénicos… Y vuelvo a Ale, ese invierno en que plasmó nuestros pies desnudos amándose, entrelazados. Ale. Suspiro y pestañeo. Mi amor.
Quiebro la postura, y trato de acomodarme. Me duele el cuello. ¡Uf! Las dos Mónicas… ¿qué habrá sido de sus vidas? Tarde de primavera densa del Microcentro, y nosotras encerradas en un departamento para terminar un parcial domiciliario, el que no pude ir a entregar porque la contractura de espalda me impedía, casi, respirar. Eso me pasaba con los exámenes orales y mis inseguridades. Y durante toda mi relación con Uriel. Ahora respiro calma…
Toco instintivamente mi vientre abultado, lleno de vida, colmado de mi amor por Ale…
Ale. Ale bicicleta violeta. Ale fotografía. Ale palabras de paz. Ale budista. Ale incondicional… Miro el reloj. Lo miro a él, que no para de sonreírme, como la primera vez, tímido, cruzando Córdoba, a mano izquierda.
¡Soy tan feliz, a pesar del miedo y la responsabilidad inevitables que nos esperan! Somos felices. ¿Qué estará pensando él?, ¿y nuestro hijo por nacer? Siempre intenté recordar desde cuándo empecé a pensar, o a darme cuenta de que yo era, existía. No lo sé. Tengo imágenes difusas: la casa del patio grande (que hoy debe ser pequeño, porque los recuerdos siempre vienen fallados desde fábrica), o el caramelo en el inodoro, que rescatamos con mi hermana, enjuagamos y luego deglutimos sin consecuencias ni lavajes de estomago. No lo sé. Sólo espero que nuestro hijo nos recuerde, cantando El reparador de sueños ahogados de alegría, llanto y canto desde el momento mismo en que supimos de su visita, o en las palabras de Ale, que se quedó, ocho de los nueve meses, dormido sobre mi panza elastizada, o a mí enseñándole mapuche, o a nuestros baños de a tres, porque el agua es el ambiente natural. Su padre es de Piscis, y él o ella, también lo será. Es marzo. Tengo los pies hinchados…

* * *

Tom y Elis silban desde algún cielo musicalizado. Me acompañan en mi tránsito hacia el pujo. Ale seca mi transpiración y mis miedos. Es marzo…“…Son las aguas de marzo cerrando el verano. La promesa de vida en tu corazón…”





Aguas de março. Elis Regina & Tom Jobim

viernes, diciembre 08, 2006

lunes, diciembre 04, 2006

Crónica de una noche muy anunciada

Me tomé unos días para escribir, algo que pretendía ser una crónica de lo que sintió mi corazón, mezclada con agradecimiento a los que fueron (y a los que no fueron, pero estuvieron ahí, haciéndomelo saber, de una manera u otra).
Lamentablemente con el correr de los días, las aguas se aquietan, la energía se agolpa en otros lares (a veces bueno, y a veces no…), y el texto que tendría que haber sido escrito el viernes, no es el mismo que hoy…, pero me estoy desviando del objetivo original…
Veamos…

Fue una noche plateada, blanca, con matices claros, luminosos (tal vez porque así estaba yo, interna y externamente). Llegué al Taller corriendo: el pequeño reloj suizo había decidido justo ese día comenzar a atrasar, hecho que con poquito fastidio me perfumó ya que había calculado el tiempo para llegar ¡a tiempo!, y encima al ir hacia la parada descubrí que me había olvidado de poner los aros…. En fin, cosas que pasan. Ya me esperaban Fernando, sentado con unas amigas en una mesa, Juli (que me había smsajeado en camino), Papá, con Popi atrás. Entramos y los hice acomodar en una mesa, mientras iba al encuentro de Sebas, y de los chicos del taller, vi que en una mesita estaban Lu y Cami. Y después de idas y vueltas con respecto al horario de mi lectura, quedamos en el horario primigenio: 20:15 (que se hicieron 20:35 aproximadamente). Una mesa se desocupó al lado de Lu y Cami y los senté allí a todos, junto con Blanca y su amiga Raquel (¡qué paradoja!) y Jose, que para eso ya estaba sentadita en la mesa original con Conti, Nacho y los primeros en llegar. Finalmente, y antes de que subiera a leer, llegaron Juan (con Lore, minutos después), Mou, y Gas (y encontré una (¡lástima!) llamada perdida por ahí de Mati L.). Respiré tranquila…
Y empezó el vermouth. Y estuvo bien.
Acto seguido invitaron a degustar la entrada. Y ahí subimos Carla, Luis y yo. Y nos aplaudieron, y nos fotografiaron, y sonreí satisfecha, y carcajearon con mis textos (los escuché con el alma y los oídos). Y cuando bajé, me sorprendieron Misses Mónica de middle level (como la llamaba yo) con un ramo de liliums amarillas y un “Felicitaciones”, y la frase emotiva y linda de Fernando, y el orgulloso abrazo de Papá, y el comentario de Julia, y la grabación y las fotos de Gas, y el amor de todos. Me colgué charlando con mis invitados al disfrute, y recabé pocos datos…, pero fui feliz…, y no paré de sonreír en toda la noche (me sonrisa no se borraba ni con borratinta, ni goma, ni liquid, ni lavandina, ni alcohol, ni nada…). Me sentí abrazada, escuchada, una estrellita en un cielo de gente que venía a vernos. Me senté junto a los que quedaban, para seguir con los platos, el postre y el café…

Y esa noche me dormí con ganas, exhausta por la tensión, la cerveza y la contentura.


Hallelujah. Jeff Buckley

...

sábado, diciembre 02, 2006

Un gran abrazo para todos

(se viene, se viene..., pero mientras tanto...)
Cosas locas pasan en nuestra ciudad de alientos amables...: guerras de almohadas, corazones pintados, estudios abiertos en palacios de correos..., budismo intergaláctico, y ahora también, abrazos gigantes...
La idea no me parece mala (y los que me conocen saben que soy abrazadora -con "zeta"-), un tanto extraña, pero generosa para con el triste, y el que se siente solo...
El encuentro, hoy a las 18 horas (generoso recurso, teniendo en cuenta las altas temperaturas que nos rodean, y hablando de clima, se suspende por lluvia, para el domingo 3, si eso pasara...), en el Rosedal...
Un abrazo...


domingo, noviembre 26, 2006

sábado, noviembre 25, 2006

miércoles, noviembre 22, 2006

Con l inicial

Mi mamá y mi papá tienen como primera letra de su primer nombre, una letra l. A mi hermana del medio, para abreviar su nombre se la puede llegar a nombrar Ele.
No sé si éstas circunstancias paradojales y casuales me habrán predestinado, pero tres de mis amigos más entrañables tienen una l inicial en sus nombres.
Hoy quiero reunirlos en un muy sentido homenaje. En un agradecimiento por tanto que me dan todos los días (hablemos o no, nos veamos seguido o no, y así sucesivamente).
De la niña pelirroja, puedo decir que es mi amiga más vieja. Tuvimos nuestras idas y vueltas: en muchas cosas somos entrañablemente diferentes, pero los valores son intactamente similares. Nos fuimos juntas, por primera –y única– vez, de vacaciones, y ese verano le regaló un futuro abogado, que con el tiempo devendría en su marido y en padre amoroso de su hija, rojita como ella, y de ojos claros como él (a propósito de esto, la vida me regaló, por ley de contigüidad, un simpático amigo). Yo no sé si es por este hecho fortuito, o porque la amistad se había instalado para siempre, que me hice acreedora de ser su testigo de casamiento, y de una adopción de tiazgo para Guadalupe (quien me dice Juli, y alguna vez, se lavó los dientes de dos años y medio, conmigo).
Con la psicóloga fue diferente. Nos conocimos en la facultad, cuando ella estudiaba la carrera de la que se recibió, durante el año en que yo la dejara. Ese año sólo fuimos compañeras de una materia que tampoco terminé, y honestamente no recuerdo cómo fue que al año siguiente, en la víspera misma del Día del Amigo, hicimos un pacto de amistad inseparable para siempre (y hoy “padece” esas consecuencias..). Fui adoptada, también y casi de inmediato, como nieta de la abuela y como hermana afectiva del lungo tierno e idealista. Después de eso, vivimos mil cosas, crecímos, maduramos (fundamentalmente vos...), y hoy estamos donde estamos, como dirías vos “sin una amistad adolescente”.
Finalmente está él... Otra casualidad –como pasa siempre en estos casos–: por una compañera en común, que quedó en el olvido de la carrera, y como anécdota entre nosotros, así nos cruzamos. En la última fila de bancos del aula 3¿54?de Puán. Y a partir de allí, mil momentos: tardes en Plaza Francia –cuando salía temprano del laburo–; el contacto con Barcelona; las casi infaltables inscripciones (a todo...); el viaje a Ezeiza cuando me fui a Europa; las primeras marchas a Plaza de Mayo (y otras); las cenas con vos y Cami; los recitales de Arbolito; y la escucha cotidiana –sin ir más lejos, ayer me lo mencionaste telefónicamente, justo–. Y de una manera u otra, también hubo adopción, a pesar de que venimos de lugares muy, muy, muy diferentes, y a veces te “limo”...
Ellos son los l: loables, locos lindos, leíbles (sí, sí, desde su transparencia absoluta), incondicionales, sinceribles (neologismo creado exclusivamente para este texto, y para ustedes...), aún conociendo mi susceptibilidad... Desde mí tienen todo el agradecimiento eterno e infinito, y sepan que ocupan un lugar privilegiado en mi corazón y mi alma.
Lauchi, Lolotote, y Lusho...

(Los quiero un montón)

Noche de miércoles

Llovía
chiflete en la ventana a la calle
historias cargadas
(adentro y afuera)

solemnidad
que se nos fue dejando en las sillas naranjas
para truequearlas por sonrisas
(y a veces vegetales...)

...

prosa volando en el aire
y extranjeras palabras nuevas

invitados a una fiesta de puertas abiertas
algunos descargaron sus alforjas
-y partieron-
otros nos alzamos a la barca
para surcar el viaje
con asistencia perfecta

y no hubo lluvia, ni cumpleaños
que nos detuviera

y ahora que el calendario cobra sus hojas
el alma se nos queda en Venezuela
en la bañadera amplia
en el botiquín recién pintado
en los pasos de los vecinos -y nuestros sobresaltos-
en los restos de vela del corte de luz
en los pic nic improvisados
en las bebidas de pomelo color fosforecente
en un aprendizaje desestructurado
en un grupo de almas rozadas sin quererlo
que llevaran en sus cuadernos y mochilas
vestigios de una noche de miércoles...

(...para siempre)

martes, noviembre 21, 2006

Lejanía

Tengo la sensación de que el poco tiempo concentrado en mí, genera la particularidad de la poca escritura. ¿O será que la preparación para la degustación, el querer escribir ciertas cosas, y el intento -por momentos frustrado y frustrante- por estudiar, generan un incesante vaivén para la lejanía de la musa?
No me genera ningún humor positivo, ya que los temas se agolpan, y no me alcanzan los dedos de las manos, ni los papeles chiquititos, ni las neuronas altamente sinápticas, para poder guardar, transcribir, plasmar y memorizar las ideas.
Se viene la tranquilidad, el tiempo de ocio, pero antes pasará un mes de estudio, y de regocijo por las eximiciones...
Y algo escribiré en estás páginas virtuales que me enorgullecen a color.

miércoles, noviembre 15, 2006

Link (y no es Daniel)

mi habilidad para establecer vínculos se trasluce en mi capacidad para memorizar el código html para colocar enlaces...

lunes, noviembre 13, 2006

domingo, noviembre 12, 2006

Hasta y por el 30 de noviembre de 2006

1) Hasta el 30 de noviembre no voy a colocar Borradores del Taller, ya que los textos que vienen, posiblemente sean algunos de los que voy a leer allí. (O sea que como para hacerlos dar curiosidad (y vayan), y para que sea sorpresa, no voy a colgarlos...)

2)

viernes, noviembre 10, 2006

Rompecabezas - rompecorazones ( otro texto escrito en colaboración, pero viejo...)

Nosotros

tan loca como hermosa
super loquito de mi alma
tan hermoso como loco
tan tierno como besable
tan besable como abrazable
tan mío como yo tuya
:)
tan deseable como amable
tan dulce como deseable
tan deseable como extrañable
tan mordisqueable como cuidable
jeje
tan mordisqueable como acariciable
hmmmmmmmmmmmmmmmmm
tan acariciable como mirable
tan contemplable como susurrable
hmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
tan vertiginoso como precioso
(ud me quita y agrega el aire a sorbitos)
tan calma como aventurable
tan aventurable como recitable
tan descriptible como memorable
wow
plop plop plop tuc
jaja, ¿qué es el tuc?
ploplopplop= desmayo
tuc= golpecito de la cabeza contra el piso (post desmayo)
¿necesitas aire? resucitacion boca a boca?
siiiiiiiii
tan único que no es reciclable

hermoso niño inhospito
hermosa niña insolita
sos tan lindo!!!!!!
tan espontaneo
"tan espontaneo como inhospito"

intentá rozar mi alma en este instante...
desafiemos leyes
la de la Gravedad, que tanto me impone una seriedad que me ahoga
(de vez en cuando)
de vez en cuando
la vida
-dice el Nano, en una canción que quiero hacerte escuchar......
(como cada Latido mostrarte
o hacerte leer)-
nos besa en la boca....



(edited on 19 de septiembre de 2006 02:32 by Estarlatiendo)

martes, noviembre 07, 2006

viernes, noviembre 03, 2006

Cinco mentarios (como va a ser ese post...)

Consigna cinco: A partir de una foto que fue dada, había que describir (luego de unas preguntas generadas días antes de la escritura del texto) un escenario y una escena.


Descripción de escenario y escena
[Descripción densa]

[Primera parte: Cuestionario a raíz de]

¿Es una mujer? ¿Por qué va sola caminando por allí? ¿De donde viene y hacia adonde va? ¿Qué clase de lugar es ese? ¿Qué hora es? ¿Quién saca la foto? (si pareciera que no hay nadie) ¿Qué temperatura hace? (Aunque pareciera ser otoño o invierno) ¿Cuáles son los sonidos que se escuchan? ¿y los perfumes que se huelen? ¿Qué busca esa persona? ¿Cómo se siente? ¿Por qué no se ve otro ser viviente, ni movimiento alguno? (autos, etc.) ¿Hace mucho que no llueve? ¿El pasto está recién cortado en algún sitio? ¿Por qué hay sensación de tristeza, de ahogo? (y a la vez, ese rayo de luz que se cuela entre los árboles al inicio del camino) ¿Hay luz natural? (ésta sólo la dejo porque Sebastián dijo que no nos las cuestionáramos a las preguntas, pero la que va es la siguiente) ¿Hay luz eléctrica?

[Segunda parte: Descripción propiamente dicha]

En el ambiente flotaba olor a tiempo incierto: podría haber sido el amanecer (o temprano en la mañana), o la hora de la siesta. El sonido estaba invadido por el concierto denso de grillos y chicharras (que son más frecuentes en verano, aunque extrañamente fuera otoño, bordeando casi el invierno), y por algún pajarito solitario, que apenas cantaba. El aroma era seco, rancio, abandónico: la nada misma. Faltaba humedad, el pasto presentaba un color ceniciento, opaco: hacía días que no llovía.
Sin embargo, alguien caminaba por allí. Un ser viviente habíase animado a andar por allí. Una sombra, un bulto lejano, moviéndose furtivo, raudo, apurado, por el sendero seco, polvoriento, solitario. ¿Qué extraño pensamiento la llevaba a tomar la decisión de ir por allí? Hacía tiempo ya, que nadie transitaba por ese paraje, por eso, seguramente algo de vital importancia la llevaba a estar allí, en ese lugar y a esa hora. En otro momento histórico, todo hubiera sido diferente, pero no en la actualidad. Las compañías eléctricas habían tomado la decisión de arrancar de cuajo los postes, o incluso de no colocar nuevos: era un sitio prohibido, olvidado, abandonado de la mano de Dios, y de cualquier otro ser. Por eso continuaba siendo extraño que alguien estuviera por ahí, ¡qué alguien hubiera recorrido el paraje!

miércoles, noviembre 01, 2006

martes, octubre 31, 2006

Periplo de una noche bizarra con patas largas… (Re-cargado) * Texto reescrito en colaboración con Gastón Gayoso Cuesta

Te tomás el tren –una vez más– una tarde calurosa, y te arrepentís del saquito que llevás puesto (¡y ni hablar de la campera de jean que te hace demasiado pesada la mochila!). Llegás a destino, y no te espera nadie (volvés a putear). Al fin llegan a buscarte y empieza una larga caminata de quince cuadras transformadas en dos horas y media (¡una locura como todo los aconteceres de nuestra vida!) que se fue mechando con abrazos, zamarreos y algún beso políticamente incorrecto.
Tu misión en ese lugar era ir a un recital…
Pasas a acicalarte en un baño público, mientras tu complice prueba teléfonos de igual calidad (por si alguien no entiende, públicos), y retoman el viaje de vuelta al punto de partida para tomar otro tren hacia el lugar de destino.
Caminan tres cuadras siguiendo a tres adolescentes con igual corte de pelo (la chica incluida), y llegan a una casa –aparentemente familiar–, pero al entrar, se encuentran con habitaciones vacías, pobladas de cuadros, almohadones y biombos y luz de tubo y una infaltable araña pollito, empapeladas con páginas de libros viejos, mesas ratonas con manteles contrastantes, luz baja, marionetas y cortinas de bolas de cristal de colores, megacolchones verdes, con almohadones, una cocina devenida en bar (al que por alguna cuestión metafísica o utilitaria decidieron no entrar), y al final del pasillo un patio-jardín, con hamaca paraguaya, una sábana a modo de pantalla proyector de diapositivas (y aquí me corrigen diciendo que era un lienzo para pintar), y un vasto jardín, donde no se terminaba de divisar sus límites y el de las sombras que bailaban por allí. La luz del baño permaneció encendida durante toda su estadía. El perfume era a cannabis y fuerte patchouli. La gata era Matilde. Y había un personaje que probó la hamaca y jugó a ser viento, oliendo las flores y haciendo sonar los llamadores de ángeles. Eso colmó sus paciencias, y decidieron huir raudos, de la mano, hacia otro lugar, sin que tu compañero quisiera fotografiar siquiera, el origami de la puerta de entrada.
Otra vez las tres cuadras, el tren y la incertidumbre, los besos clandestinos y a la incertidumbre.

(Exclusivamente para este boletín, declaraciones de uno de los protagonistas)
(...)
"Y llegas despues de transitar unas cuadras oscuras al supuesto lugar del recital.Es una casa, de quien nadie lo sabe, revisas la direccion para estar seguro y confirmas que ese es el lugar. Un instinto de conservacion te provoca un pequeño escalofrio, pero aun asi entras.
Dentro encontras una sala principal, que da a las distintas habitaciones, cuatro para ser precisos. Entras despacio en la mas cercana, un par de almohadones en el piso dispuestos de tal forma que uno pueda sentarse a admirar un cuadro colgado en la pared. El contenido del cuadro: trazos aleatorios de colores aleatorios. Algo huele mal, tal vez sea el intento de ser artistico, el aparente hippismo o algun sahumerio con olor a ningun perfume.
Revisas las otras 3 habitaciones, luces tenues, colchones en el piso,cosas colgadas, todo parece una especie de harem hindu para drogarse y acostarse. Definitivamente alguien aqui pretende ser un Beatle en etapa de conversion al hinduismo, mmm, o algo asi.
Salis al patio en busca de aire libre de sahumerio, en tu camino encontras un baño y una cocina dentro de la cual la gente parece estar tomando algo, pero pasas rapido y no miras en detalle.
En el patio estas en una pequeña galeria, mas al fondo un jardin de plantas, algun que otro arbol y gente oculta entre arbustos.En un rincon una especie de alterno saca de su mochila un cuadernito y se pone a dibujar algo. Otras cuatro personas con un estilo mezcla rolinga y brit pop se dirigen a un costado de la casa donde hay una tarima,tres de ellos admiran al cuarto que pretende ser algo asi como un fotografo.En el otro extremo de la galeria cuelga un lienzo bastante grande que sera victima en algun momento de la noche de chorros de pintura al azar.Un gato gordo se pasea como puede por el lugar. De pronto aparece, es unfreak!, y camina de un lado a otro oliendo cada planta que encuentra (la mayoria sin olor, sin perfume) y soplando los llamadores de angeles (algunos de caracoles,otros de maderitas).
Tu instinto de conservacion ataca de nuevo, te das cuenta que el recital va aempezar muy tarde o tal vez no empiece nunca y termines tirado en un colchon fumando arco iris de colores y hablando de como encontrar el nirvana pintando manchitas al azar en un lienzo y antes de que te des cuenta probablemente todos a tu alrededor esten desnudos haciendo el amor.No!, debes escapar, te espera una pizza con cerveza."
(...)


Cena con amigable pizza de verdeo, y cerveza helada. Charla amena. Y el azar diciendo que la noche sigue en otro lado. Pero al llegar nuevamente a la estación, un gendarme, se les acerca y les dice que el último tren ya partió (¿será alguna señal…?). La moneda mintió (y eso sería confirmado al día siguiente).
Otra eterna caminata –como buscando un oasis donde hacer parada– y cafés con leches reparadores, no así la música que reinaba en el ambiente. Y ahí estalló el fastidio, la búsqueda de otro azar-oráculo que diera una respuesta a la búsqueda de paz, y tampoco fue así.
Otra vez el tren (ya con la carga suficiente de sueño, fastidio y tedio), su espera y en ella una rata pasajera, que termina de erizarte los nervios. El tren, lleno; el colectivo, también lleno. ¿Qué más podía pasar? ¿Quedarse dormidos dos horas?

lunes, octubre 30, 2006

jueves, octubre 26, 2006

De cuarta

Cuarta consigna: Respetando los núcleos narrativos de este cuento clásico, reescribr la propia versión.


Lugares comunes
[Historia – Relato en estaciones]

[Gesell]


Revoleó la zapatilla, con fuerza, contra la arena. Amanecía, y prácticamente no había nadie en la playa, salvo una parejita en estado de arrumaco, risas y pedo… (“… alucinando a un gordito de gafas que fue corriendo a cambiarse los lentes…”) Reprimió las lágrimas. No tenía sentido llorar. Volvió a agarrar la zapatilla y la midió con la suya. La sacudió, la olió, la abrazó, y la volvió a medir. “Un 35. No más”, pensó.
Se levantó con algo de esfuerzo (la noche anterior comenzaba a cobrar sus efectos), y tras girar la cabeza hacia uno y otro lado para ver hacia adonde se dirigía, empezó a caminar hacia algún lugar no muy definido: eso no le importaba, pero con la zapatilla abrazada fuertemente a su mano, y la convicción firme de encontrarla…

[La Plata]
Ella era la hija de una desaparecida y de un cagón. Eso la convertía en una cuasi bastarda, en una persona con una identidad difusa: una mancha tras un vidrio esmerilado, una paria. Así la hacían sentir, la persona que la había criado (bajo ningún punto de vista, racional o no, le daría el nombre de mamá) y sus dos hijas (que también eran bastardas, pero de otra categoría….). Su lugar en esa casa era el del infierno mismo, y sus únicos momentos de paz los encontraba a la noche, cuando se encontraba sola en la cocina, tomando mate e inventando historias. La casa la tenía impecable (claramente eso vendría incorporado a los genes, porque las tres cucarachas ignoraban el significado de la palabra pulcritud…, y luego hablaban de una, no tan lejana, Guerra sucia…), y esa era parte de la deuda que tenían con ella, aunque ellas sólo se empeñaran en marcarle “todo lo que habían hecho por ella…”.
Deuda interna.
En su interior entretejía la mágica sensación de libertad, de irse, de ser ella, Gloria, y no “la chirusita”, “la zurdita”, ser esa princesita de cuento de hadas, por un rato, que desde muy chica le habían arrancado de su historia.
Desde que papá estaba internado por una hemiplejía, consecuencia del dolor, el shock, morderse la lengua, el stress, la culpa y el arrepentimiento, todo había ido peor, sin embargo, ella tenía una firme esperanza que la ayudaba a aguantar (seguramente herencia de mamá), y que no le arrancaba la sonrisa con tanta facilidad.
Su vida pendulaba entre el estado de ensoñación y el de resistencia, para evadirse del dolor, para abstraerse de esa casa y de esa historia, tan ajenas.

[Constitución]

Tren de mierda. Estación de mierda. Vida de mierda.
Encima está este pelotudo con el que me enganché, que ahora tengo que conservar como un vegetal. Como si fuera poco, tengo a la piba. Maldita obediencia de vida. Obediencia de por vida. Y ningún punto final. Ahora la estoy pagando caro, tengo que mantenerlos… Pero bueno, al menos me tiene la casa limpia. Es un poco rebelde (como seguramente fue la guerrillera de la madre…)… En fin.
Lo bueno, al menos en esta vida de mierda, es que con algo de esfuerzo (y unos contactos por allí), este año nos vamos de vacaciones. Y me llevo a la piba, así nosotras tres podemos relajarnos como nos merecemos. No quiero hacer un carajo. Que ella haga todo. Para eso la tengo, y al fin y al cabo, hice tanto por ella. Me la estoy llevando afuera. Qué más puede pedir.
Me enteré por una conocida mía, que va a estar el matrimonio aquel que tiene un hijo bien, como la gente. Gente como una. Y quiero que mis chicas se relacionen con gente de clase, “de la sociedad”. No quiero que se contaminen, al contrario, que se bien relacionen. Me da cierto pudor reconocerlo: pero quiero ubicar a alguna…


[Gesell]

Vamos a hacer un asado en la casa de la playa. Alquilamos una carpa gigante para que Nico haga un recital con sus amigos: se acaba de recibir de médico, y la verdad es que sé que lo suyo es la música (aunque siempre le interesó la medicina) y quiero compensarlo, organizando esto que sé que para él es importante. Invitamos a bastante gente, para ampliar el círculo de Nico, ya que durante la carrera sólo se dedicó al estudio, y de vez en cuando a la música. Ya está en edad de ponerse de novio, de armar una familia. Qué sé yo.

* * *

Está más que claro que la chirusita no va a venir al asado. Acá es la mucama. Me parece que por momentos no le queda muy claro… No está de vacaciones, ni es hija mía. Además, ya pasaron muchos años, y ya me cansé de las viejas consignas de que “hay que convertir a los pibes por lo que fueron sus padres”, eso ya fue, sólo quiero que me sirva, y con eso ya reivindicará mi propia historia, todo mi esfuerzo…Con eso ya va a pagar, lo mismo que mantenerla luego de la enfermedad de su padre. En fin.
Los Zaldivar son una buena familia, y gracias a Beatriz nos invitaron al asado. Estoy chocha: mis chicas se van a mover entre la gente ideal. Sé que los Zaldivar tienen un chico regio, y eso es lo que más me emociona.

* * *

Ella va caminando por entre las góndolas. Tiene lágrimas secas pegadas a las mejillas, y los ojos lluviosos, empañados. Sigue caminando, mirando sin ver, hasta que su changuito choca contra otro. El chico se da vuelta, y la reconoce: es Roque, un compañero de Nadia (su hermanastra mayor) de la facultad. Es un chico muy simpático, muy agradable, muy gay, con el que ha cruzado alguna vez una palabra cuando entró a su cocina, para calentar agua para el mate. Le pregunta qué le pasa (después de pasar de la sorpresa a la vergüenza, y de la vergüenza a la a alegría de encontrarlo allí), porque nota claramente su llanto silencioso. Ella no quiere (o no puede) hablar, y luego de una suave insistencia de él, ella descarga su bronca, su angustia, su impotencia de tantos años. Primero él se sorprende, porque le reconoce que creía que era la mucama, y acto seguido, la consuela, y le cuenta que esa noche hay un recital al que podría acompañarla, a lo que ella responde que no, que no podría dejar la casa sola, que si se enteran que salió, la matan, y que además no tiene ropa. Él ignora esto último y le dice que va a estar dando vueltas en bici por la casa donde ellas paran, y ni bien vea que las tres se van, la pasa a buscar con tranquilidad. Eso sí, como ella le advierte que las tres brujas al día siguiente tienen que madrugar para visitar a la hermana de la madre, en Necochea, y van a volver temprano, él le recomienda estar volviendo a eso de las doce de la noche…

* * *
La carpa está súper iluminada. La música, estridente. Apreta el morral contra sí, y empieza a caminar. A Roque lo perdió ni bien llegaron a la playa. Empieza a caminar, y de repente un escalofrío recorre su espalda: a lo lejos distingue a sus hermanastras. Decide salir corriendo, cuando en su huida se choca con un chico hermoso.
– ¿Qué te pasa? – le pregunta con una sonrisa que derrite cualquier miedo.
– Na, na, na, nada– tartamudea estúpidamente ella.
Y de pronto, se encontró tomada de su mano corriendo hacia fuera de la carpa. Había luna llena. Se sacaron las zapatillas y metieron los pies en la agüita de la orilla. Se quedaron hablando como si se conocieran de toda la vida, y como pasa siempre, la emoción hizo que olvidaran lo prescindible: el tiempo. Cuando él mencionó excitado que dentro de cinco minutos, a las doce, iba a empezar el recital donde tocaría con su banda, a ella se le congeló el corazón, le dijo que la perdonara, que se tenía que ir, agarró su morral, sus zapatillas, y huyó corriendo….
El quedó atónito. Al rato, cuando reaccionó, descubrió que ella, al salir corriendo apurada, perdió una zapatilla.
No dijo nada, pero el corazón sí: no sabía cómo describirlo, pero supo que la había encontrado.

* * *

[Castelar] (*)
(final 1)

Acaba de llegar de lo de las Abuelas. La zapatilla fue el puntapié inicial para el análisis genético. Está exhausto, pero feliz. Después de meses de búsqueda, la encontró. Ya sabe que se llama Gloria. Recuperó las piezas del rompecabezas, y ya ve con claridad su propia identidad, tiene su propia historia. Y de una manera u otra, él fue el artífice de eso, de ayudarla, de rescatarla como un príncipe de cuentos de hadas. Y ella ahora puede ser esa princesa que siempre soñó en su infancia. Y no comerán perdices, pero serán felices, y no será un cuento de hadas, pero ésta vez, la historia tiene un final feliz…

(final 2)

Acaba de llegar de lo de las Abuelas. La zapatilla fue el puntapié inicial para el análisis genético. Está exhausto, pero feliz. Después de años de búsqueda, la encontró. Ya sabe que se llama Gloria y que es su hermana, y ella sabe que su padre no es un cagón, sino que es un buen tipo que pudo huyó. Y que ese despojo hemipléjico fue sólo un compañero coyuntural de su madre, hecho que complicó un poco su historia. Ahora eso ya no importa.
Y ella ahora puede ser esa princesa de cuentos que siempre soñó en su infancia. (Y fue rescatada por un príncipe).




(*) El final nació así, y así lo presenté al taller. Aún no ha sido retocado (y por eso es un borrador...)

viernes, octubre 20, 2006

Tres por tres

La consigna tres era el primer ejercicio de memoria emotiva (no vamos a explicar esto, porque sino es un embole..., se pincha el globo y bastante largo es en sí mismo...). Con ustedes, los actores.



[Mundo de sensaciones]
(Memoria emotiva)

- la voz acariciante de Gastón, hace un ratito, por teléfono;
- Agustín corriendo y abrazando mis rodillas, el viernes que vinieron Lu y Cami;
- Sandro sonando en el living de Vicky en las noches de Año Nuevo;
- el sol radiante, a la piel y los ojos, el día del casamiento de Eleo y Mat;
- la impotencia y el desconcierto, y la bronca, mías, y el llanto angustioso de Regi, el día que me dijo que el
evatest le dio positivo;
- Agustín bailando en mi cuarto, mientras yo me preparo para salir, y sonríe, y yo también (y quiero
abrazarlo y estrecharlo). La ternura que me da, y cuanto lo extraño cuando no está.
- el ahogo y el miedo ante las convulsiones de Regi;
- cosquillas en la panza cuando leo una poesía erótica escrita para mí;
- llanto ante el monitor, ante (frente) la impotencia, la alegría y el dolor:
- el compact negro que sacó Gastón de su mochila el sábado con el compilado para mí;
- el sabor de la salsa de las pastas de Mami Toy;
- los revueltos chocolatosos que Mily prepara de postre;
- el living blanco, soleado y florido de Luli y Fran;
- una canción que escuchás en el momento que la estás pensando sin querer;
- tararear “Ya lo sabemos” mientras imaginás el compact para Gas;
- la cercanía con y de Gastón;
- sonreír por la calle por algo que te acordaste;
- el olor de las fresias y de los jazmines, en cualquier lado;
- el pan casero de Eleo, en su vieja casa;
- el olor a coco (en todas sus formas y espacios...);
- los besos y abrazos recorriéndome;
- el gusto invasivo a cilantro en la comida de Cancún;
- el miedo a jugar en (durante) el recreo de inglés cuando estaba en mis primeros grados;
- el ahogo real en el cumpleaños número setenta de Mami Toy;
- el agobio durante el tiempo previo a la muerte de Nono;
- la sensación plena al terminar una obra de títeres;
- la conmoción al aprobar un examen con un 10;
- el azafrán y los perfumes (aromas) de Sevilla;
- el perfume a camisa recién lavada (y planchada) de mis ex;
- el perfume a polvo para lavar la ropa que nos dieron de muestra en una CASA FOA, a Francisco y a mí;
- los regalos de la abuela de Lore;
- el libro farolito lila que me regalo Mily;
- la tarjeta de Frutillitas para un cumple, también de Mily;
- la lunchera verde agua y el desodorante de frutillas, a bolilla, para un cumple (creo que los 12), que me dio
mamá un cumple que falté al colegio;
- la pirita –que ahora no encuentro y me desespera– que me regaló Germán cuando era chico;
- el vivero, en días nublados, de Miramar;
- las vacaciones, todas, creo, en Miramar;
- Asís, y las ganas de llorar;
- la lapicera con la que escribo, sin lugar a dudas, el mejor regalo que me hizo Julián;
- el día de mi confirmación, saltando en la cama elástica, donde siento que se terminó la infancia para
siempre (al menos, de edad);
- el cumpleaños aquel en que casi me atropella una combi;
- el día de sol, del bautismo de Agustín (y eso que hacía frío);
- la alegría-emoción-placer de ser reconocida por alguien que te vio una vez y te recuerda;
- que se acuerden de lo que decís;
- libros y música, sin ellos no puedo;
- la almohada finita, que ya es más un símbolo;
- el libro de arena y el libro de los abrazos: manuales de cabecera;
- leer a Galeano;
- leer a Benedetti;
- escuchar a Silvio (y no cansarte); escuchar al Nano (y no cansarte);
- despertarte un sábado con un hit de los ’80;
- los primeros bailes, con los lentos a distancia prudencial;
- mi cumple 18 preparado por mis compañeras,
- cantando bajo la lluvia en el acto de los veinticinco años del Golpe;
- el día que corrimos con Mabel, por Irala, creyendo que no contábamos el cuento.

(Si llegaste hasta acá, porfi, dejá una monedita..., o al menos un comentario...)

miércoles, octubre 18, 2006

Tristeza 1

Un nudo de miércoles agitándose en la garganta,
y la constante de siempre: la imposibilidad de decir no

Una pureza de corazón y mente que nunca van a ser mías
y la sacudida amistosa para que deje de llorar

Una ajenidad propensa para rozar bordes que me causan bronca
y a vos, tal vez, indiferencia

Quiero acurrucarme en pasillos luminosos
(sólo míos)

Quiero que el río siga su cauce

Quiero cicatrices con formas de corazón
de flores
, pero no más, de cruces


Estoy cansada
no más madrugadas transformadas en noches
no más conformismo

Un nudo que irá desanudándose solitario
y yo miraré boquiabierta el horizonte
que hoy está empañado

lunes, octubre 16, 2006

Noche de sábado celeste y con un poncho

Hay noches que se presentan así, sin importar si hay verbos o no, porque vas a ejecutarla llena de besos de tu sobrino, que se te colgó dos horas del pelo y no tuvo intención de dejar de besarte mientras hablabas una hora y media o dos por teléfono, como si presintiera algo en torno a eso
Y después seguís viaje, luego de infinitos mensajes de textos que fueron y vinieron, se perdieron en el camino y volvieron respuestas horas después, a encontrarte con alguna persona del taller literario, en un encuentro –al que por suerte llegaste tarde– que distaba de ser poético…
Y después vino la parrilla y el mozo baboso, y un par de –¡horror, no debías!– puchos en la esquina, y de ahí a beber y a reírte “por efectos”, y charlar con una ¿futura amiga?, y revalidar un sábado que parecía que iba a ser penoso, o lleno de lágrimas, y volver a casa cansada y con el pecho lleno de risas, alcohol y charla distendida.
(Y esa noche te fuiste a la cama sin llorar)

jueves, octubre 12, 2006

La dos: Manda fruta

Acá va la segunda consigna del Taller, un mismo hecho, relatado por diferentes tipos de narradores. Con ustedes los hechos.




[El tuper]

Cuando uno tiene dos chicos chiquitos –lo cual implica cargar un bolso con media casa y un poco más, cada vez que se sale de casa– y la convicción familiar del vegetarianismo por opción –lo cual implica la preparación de una vianda completa por persona, cada vez que se sale de casa– es lógico que de algo te olvides. Errare humanum est.
Eso pasó hoy.
Cuando llegamos a lo de mis suegros, como todos los domingos, bajamos todos los petates –parecíamos de una mudadora– y al chequear el inventario tildé que la bolsa de pañales la hubiéramos traído (¡por suerte!), chequée que el cambiador estuviera, la cuna de viaje no nos la habíamos olvidado –sino Zoe no duerme la siesta, y eso es así sin exageración alguna–, los juguetes decían presente desde la bolsa de colores, el triciclo de Tim rodaba y las dos docenas de churros con dulce leche para el mate se pegoteaban contra el fondo del baúl del auto. Tim y Zoe fueron sacados de sus respectivas sillitas de viaje, y eso era todo, pero al acomodar todo entre la cocina, el patio y el living, me di cuenta de que el tuper con nuestro almuerzo había quedado en mi mesada. En mi cocina. En San Telmo. Y mis suegros viven en San Martín...
Putee por lo bajo –no soy de insultar ni de ponerme nerviosa abiertamente– y me acerqué a Ricardo:
– Mi amor, nos olvidamos la comida... –susurré a su oído, con una fingida sonrisa.
–¡¡Puta que lo parió, flaca!!– vociferó a los gritos, con auténtica bronca.
Mis suegros, mi cuñado adolescente, y su escuálida y nueva novia (¿se habrá quedado a dormir anoche?) nos miraron con un dejo de compasión y una cara de hayensaladadepapasigual...
* * *
Acá estoy en el supermercado –la flaca se quedó en casa de mis viejos–. Voy caminando por los pasillos entre las góndolas hacia el sector de verdulería y congelados (no sé por qué, peor siempre están cerca).
Llegué. A ver... (¿dónde puse la lista que me anotó la flaca con lo que tengo que llevar?). Acá está (¡qué quilombo tengo en el bolsillo!). Agarro dos bolsitas de nailon y pongo uno, dos, tres pepinos, y en esta otra pongo medio kilo de chauchas (¿habrán puesto la cacerola a hervir?). ¡Uh! Son las dos de la tarde. (¿A qué hora vamos a comer?). ‘Ta que lo tiró, che...

[Ovo lácteo es un sentimiento]

Era un domingo más. El carbón crepitaba en la parrilla y había clima a movimiento y algarabía en la casa, desde temprano.
El parrillero estaba en su puesto sacudiendo el fuego, y las moscas, y el ama de casa iba de acá para allá, acomodando los platos de madera, los cubiertos, la sal, las bebidas frías. Entró a la cocina para preparar la picada e intentar despertar a su hijo adolescente por décima vez. Miró la hora: era la una menos cuarto. Doce cuarenta y cinco.
Sonó la bocina: habían llegado Ricardo, Marcela y los chicos. Lástima que eran vegetarianos. Pobre, con lo que le gustaban los asados al Viejo, el ritual de prepararlos. Y a Ricardo no. Bueno, la esperanza estaba puesta en Damián.
En el preciso instante en que pensaba esto, se produjo una batahola en su cocina: irrumpieron Ricardo y Marcela cargando cada uno a uno de los chicos, y desplegaron entre la cocina, el patio y el living sus pertenencias (esta vez no se olvidaron los churros). Se encontraron en el medio de la cocina con Damián y Flo, su flamante novia, que manifestaban abiertamente una reciente ducha... Decidieron salir al patio porque el Viejo anunció que ya estaba casi listo. En ese momento, Marcela se acercó titubeante a Ricardo y le susurró algo al oído. La alegría dominguera de Ricardo se transformó: se habían olvidado la comida, y ellos eran ovo lácteos. Y en esa casa lo más parecido a algo verde eran las plantas de los canteros. Y no eran comestibles.
Zoe y Timoteo empezaron a llorar.

[Tipo que brócoli no]

Tipo que no lo puedo creer. Hoy es la primera vez que me quedo a dormir en lo de Dami, y acá hay un lío...
Resulta que Ricardo y Marcela, el hermano mayor de Dami y su mujer, no comen carne (¡qué horror! ¿nunca un Mac?), y bueno, es como que llevan su comida a todos lados, pero resulta que estamos por sentarnos a comer y se acaban de dar cuenta que se olvidaron el tuper en su casa. Pobres. Ahora están todos callados, medio caracúlicos, menos mi Dami que hace chistes todo el tiempo para cambiar la onda.
Parece que Ricardo se va al super a ver si consigue algo.
Marcela le acaba de preguntar a la mamá de Dami si no tenía brócoli congelado, y ella revoleó los ojos, y negó con la cabeza..
Tipo que brócoli, ¡qué asco!

miércoles, octubre 11, 2006

Gozo

Tus ojos mirándome
dulzura
embalsamándome
eternizando-me

Cuerpo
savia vital
orgasmo-
fecundo
vos…
cosquilla
(adentro y afuera
de mi panza)

goce
gozo
grito

ojos brillantes
(bright eyes…)
…otro ladrillo en la pared
gimo
gemido
gloria

eslabón
beso almohada
pecho almohadón
plumas naranjas
y turquesas

ducha-lluvia
pelo llovido
gotas goteas
sobre mí

abrazo
perfumado
(se escapa un
te quiero
para siempre)

esternón latiente
omoplatos alas
vos
lagrimeo
secás mis lágrimas
mi amor-pañuelo
boca de miel
(mi golosina,
mi deleite-amor)

tus ojos mirándome
tus manos abarcándome
tu abrazo protegiéndome
(no quiero apartarme)

Desparramo
zapatillas
medias
tu cuerpo sobre el mío
adentro mío

goce
gozo
grito
mi amor





Octubre 2006, 2

(Buenos Aires, llueve)


Ju

domingo, octubre 08, 2006

Anexo a la noche de los museos

Erratas de último momento:
- los viajes en el 130 fueron dos, no tres.
- besos con frutillas.
- ¡cómo linternan los celulares!
- qué linda es la música folclorica de fondo, con luz tenue y emocionados mirandonos a los ojos, cuando no te das ni cuenta...
- "¡oh melancolía, señora del tiempo, beso que retorna como el mar..."
...

La noche de los museos

Fue ayer. Y fue un flash.
Lo que más aproveché fue el backstage (con varias personas al celular para combinar múltiples encuentros a diversas horas) y los pases de colectivo. Tres veces tres en el 130.
Fue interesante ver a gente de diversos estratos sociales y franjas etarias disfrutando de una movida cultural como ésta. Me gustó esa sensación que flotaba de andar sin miedo por cualquier barrio, con un mapita con las actividades y ganas de ver, de conocer, de disfrutar. No había miedo a nada, todo parecía congelado en torno a los museos y esa experiencia voyeur...

Por fín conocí el Museo del Títere, que era una autodeuda... Saqué algunas fotos, y me quedé con un sabor a poco, no sé, pero al menos la ví a Sarah Bianchi, y dejé mis datos en el cuaderno.

Volví a comer en el Retortuño, y a G. le quedó la misma sensación que a mí al habitar ese lugar. ..

Intentamos ir al Planetario, pero era tarde, y decidimos reirnos un poco, caminar un rato, y volver (ya no en el 130).

Luego el amor, el corte de luz, y un baile delicioso en el palier de casa.

viernes, octubre 06, 2006

(1) Nota al pie al post anterior

Como me mencionaran debería dar las pautas, para que se entienda "de que iba" el laburito en el taller.
La primer consigna era contar nuestro día, a secas.

Se viene la primera

Andaba colgada, y como ando así, les cuento que a partir de ahora, una vez por semana voy a subir los ejercicios del taller
Acá va el primero, y es de agosto
baccios per tuti... (1)




16/08/06
(Bah 17...)


[Once a day]
(Mi día)

Me estoy acostando a la hora en que algunos se están despertando, pero bueno ese es el hecho, y nada tiene que ver con lo que aquí voy a contarles.
El despertador se rompió hace rato –fruto del deseo inconsciente de que no suene– y esto hizo que fuera sustituido por el celular, que desviaría su función original para devenir en gallo cantor; en fin. Lo manotee al sonar –si hubiera sido gallo, pobre, lo hubiera estrangulado– y me autoconvencí de unos “15 más”, que por supuesto Morfeo estiró a treinta, y cuando amanecí tuve que bañarme rauda, comer una tostada de parado (en este caso que mi sexo es femenino, ¿será de parada?), chequear un par de mails que excusaba como urgida, y huir al trabajo. Resultado: el de siempre: horario habitual entre las 11:15 y las 11:20 hs.(horario de entrada real: 11). Beep.
Adrián me dijo que me había llamado mi abuela. Preparé café: mi cabeza seguía pegada a la almohada y soñando con los angelitos. Realicé un par de llamados –entre ellos, mi abuela, que me contó que mi prima había tenido una nena–, y me serví el café con leche de todas las mañanas. Llegó el escribano, y ladró, como todas las mañanas.
El trabajo aconteció con su burocracia habitual, bajé a almorzar a mi casa. Hablé con mi hermana, Regina, que anunciaba (ella también) el nacimiento de la beba de mi prima. Conversamos nimiedades y cortamos. Almorcé unas croquetas, chequee mails, chatee con un par de amigos y volví al yugo…
Ladrido dos del escribano. Café con leche de la tarde. Burocracia habitual. Mensaje de texto de Lore para recordarme el cumple de Fabi. Llamada a Fabi. Salida (¡Bien!).
Caminé a la parada del colectivo. Viaje hacia el taller. Llovizna, pequeña mojadura. Ingreso al taller.
Sebastián, alias El profe, y nosotros, nos presentamos. El pánico escénico hizo que olvidara mencionar entre mis autores amados, a Oliverio y a Galeano, en fin, cosas que pasan. Tiró las consignas del taller, realizamos un breve ejercicio, y nos fuimos.
En el colectivo me llamaron la atención tres chicos de gorro de lana.
Cené tarta de berenjenas –recalentada–, y una feta de jamón, mientras pensaba en este texto que luego vería la luz.
Chatee, chequee mails y lavé los platos mientras Morfeo me hacía masajes en la espalda haciéndome debatir con mi Superyo porque me gusta la noche.
Puse a recargar el gallo, y “me”, también, a escribir.
A domani, hasta mañana, au revoire, good night.

Ju♥

viernes, septiembre 29, 2006

miércoles, septiembre 27, 2006

Génesis


En el otoño de este año –tu estación favorita– leí un artículo en La Nación sobre los blogs, lo cual me marcó cierto camino a recorrer, por muchos motivos… Me dio la posibilidad de bucear en otros espacios para la escritura, me disparó nuevas búsquedas a nivel cultural, me cruzó con gente p r e c i o s a (¿todos meditan???), me generó tema para mi tesina, etc.
Y también me condujo a vos.
Sí.
Porque si yo no hubiera entrado a un blog que me disparó ir a otro, y a otro, y al de Liniers, que me llevó al de Chan, hoy sería imposible que me besaras, que me acariciaras, que te haga sonreír, toser, y tantas cosas turquesas y naranjas…
Seguro que esto no lo sabías…, hay muchas plumas dentro de la almohada…

jueves, septiembre 21, 2006

Primavera cero

Amanecí con la boca florecida, y vientos de voluntad... No quiero ponerme metas de nada, sino cumplir antes del verano algunos anhelos...

Flores desde esta hemisferio celeste de hoy, y que tengan un día muy florido, muy cálido y muy pic nic..

viernes, septiembre 15, 2006

lunes, septiembre 04, 2006

True love waits

Y me pregunto si esperarás el verdadero amor, o si vos sos el verdadero amor, que espera, o si el verdadero amor te espera…
Mientras, te miro echado a un costado de la cama, lánguido, delgado, resistiendo a la noche –que avanza– con tus ojos, oscuros, de noche, y almendradamente claros, a la aurora.
Los besos no cesan…
Y temblás.
Convulsionás…
Y no nos despegamos. Quedamos autoadhesivos al otro. La mañana nos encontró en estado de calcomanía.
Te miro. Me mirás. Me decís que soy mirable. Me decís regalo. Lloro.
Me conmovés.
La borra del café está en el fondo de la taza. Sobre la mesa, donde está la cámara, con nuestras fotos adentro. Como vos: adentro mío. Tu cuerpo adentro del mío, y mi alma adentro de la tuya. Y viceversa.
Las frazadas revueltas, sobre mi cama que va a recordarte –como vos: mis lagrimas y mis susurros nuevos–, y mi cabeza-calesita.
Estiro la mano y pretendo rozarte, como vos, cerrar los ojos y besarme.
First time.

lunes, agosto 28, 2006

Besos


a G. porque hoy la inocencia te vale que seas el Cielo y yo una estrella



de una pureza que creí inexistente
mi alma está irascible
con los mismos miedos,
que la tuya inocente.

quiero negar ese pasado
que no fue mejor

no le temo al tiempo ni nada
es extraño

tu boca y la mía perdiéndose
precipitadas
arrebatadas
apuradas
húmedas


por las lágrimas que dejamos correr


keep it simple

me apropio de tu lema
y no quiero olvidar
-jamás-
que eso quería para mí

domingo, agosto 27, 2006

Te la debía

A Oliverio, con total amistad

Me bajé del auto y pensé que por nada en particular –te lo juro, aunque a ésta altura ya sé con cierto escalofrío que me conocés casi como un gajo de mandarina a su cáscara, a su hollejo…, hacés unas asociaciones libres tan acertadas, que a esta altura de la madrugada me molestan por lo certeras, por lo atinadas, justas…–, pero con entusiasmo y ganas quería decirte esto.
Y me cansa mucho justificar cada gesto, vocablo, y que me mandes a que analice lo que apenas conocés con una agudeza que me espanta, me molesta porque si bien es sano, es complejo, hay una conexión que nos lleva a recordar que “me” debías una canción (y yo que pensaba que no te acordabas de nada…, bueno, está bien, lo reconozco: mis inseguridades de bolsillo, de papel metalizado, del berreta), o a olvidar preguntarte por un cantante que nombraste hace poco, o a que el reloj se coma las horas de manera inverosímil, y las preguntas queden en el cajón del tal vez o el nunca… Me encantó reconocerme en un nosotros espiritual. Sin embargo, a pesar del once de marzo, me tranquilizó tu elección en pos de escorpio, ojos de hombre cansado y feliz.
A veces hay almas que son mariposas de un día: rozan apenas la vida, pero la embellecen. Y en eso estoy, tratando de descubrirlo, yo el icono de la muñeca americana por excelencia, y aquí me hallo, contándote que espero un búfalo –o un ternero sin destetar (risas y aplausos de tu parte) – y un trabajo que me aproxime a una pseudo felicidad, y mientras tanto te dejo en tu ensayo de mañanas tempranas…


No existe el caracol, sólo que ni Ana ni yo dormimos en este instante…

martes, agosto 22, 2006

En qué ando

La semana pasada intenté postear algo, un poco para dar señales de vida, otro poco para no dejar al libre alberdrío de las malezas tecnológicas mi adorado jardín.

Hace días que quiero escrbir sobre Viamonte -mi casa anterior-, o sobre el príncipe de mi alma -que lo tuve muy cerquita la semana pasada-, o unas lineas en honor a mi familia, que tuve la dicha de tener muy cerca durante el transcurso de esta semana, de una manera u otra... Pero el vertiginoso tiempo y mi mala organización temporal hacen que esto se haya complicado...

Empecé taller literario -intentaré ir colgando lo que sea digno de colgar, a medida de que pueda ser colgado-; el viernes pasado me hicieron un estudio en los ojos, y pretendo ordenarme un poco, lo que implicaría menos tiempo frente a la pc, etc., así que esta es parte de la excusa-justificación de mi larga ausencia...

Prometo volver pronto, y deleitarlos con algo, o por lo menos estar más...

Recién me crucé con mi vieja en la calle..., los padres son lo más...

miércoles, agosto 09, 2006

Conexiones inalámbricas

Me sentía un poco en deuda al estar escribiendo un diario íntimo, en donde no mencionara a la gente real, la que como dijera Mou, es la que palpita, la que pone el lomo cuando te estás mudando, y el hombro cuando estás llorando, la que te caga a pedos –aunque sea nuevo/a en tu vida– porque te quedás regodeada en tu miseria estupida, la que se acuerda de llamarte por teléfono por cualquier acontecer –por nimio que sea– de tu vida, por anotarte en todas las inscripciones de la facu, en los últimos tres años… Hoy quería hablar de ellos…: mis amigos…
Mientras estoy frente al monitor, pienso si debo nombrarlos, o al leerme sabrán encontrase entre líneas…, no lo sé, y me dejo fluir como estoy intentando hacer en este último tiempo. Ser auténtica.
Ayer le escribía en un email, a una amiga reencontrada, que con el paso del tiempo –y aún siendo muy joven todavía–, descubro, enhorabuena, que me estoy transformando en una persona selectiva… Amigos, de verdad, son ellos…: los que hace un tiempo que no veo (desde el casamiento de Eleo), que me gustaría saber de sus hijos; o mi adorada hermana del alma, que a pesar de la locura de la muda, me regala una de las cosas que más me deleita: “la capacidad de ser celestina” –y mucho más, lo sabés…–; la que es constante y fiel colorada hermana, también, cuya hija de dos años, me permite lavarle los dientes y sostenerle la mano en la cuna antes de dormir; la que me tiene en sus “favoritos”, me visita a diario, y me recomendaría ante su “pelado”, en caso de dejar el trabajo, por considerarme responsable; es aquél que cena un viernes con mi familia y su mujer…, felicitándome por mi sobrino, y bancándome al teléfono, día por medio –al menos, jajajja–; es la que me abraza, prepara una merienda de cuento, y abre su casa, seis años después, para presentarme a su retoño, como si el tiempo no hubiera dejado huellas en nuestra femineidad; es aquella complice encontrada, por casualidad, en el ámbito que más detesto, pero que nos une una vocación, y el llamado diario de cada día….
Ellos, seres reales, entre algunos otros más, son los que compensan las malas jornadas, los tragos amargos, los aburrimientos, el tiempo que pasa sin vernos, siquiera una vez al año –a veces–; con ellos puede haber minutos largos de silencio –sí, para mí también existe la importancia del silencio y las miradas–, mates amargos, lavados, con chucker –a ellos sí, puedo tolerárselos–; puede haber estupideces, llantos, malas películas, caídas al piso, medias y rimmel corridos, jogging en domingo, los culos de botella –sin vergüenza, aunque hoy sean un hábito– (e incluso afirman que no te quedan mal), cena de viernes a último momento, lectura de tus escritos –en papel u obligados insistentemente (ja) en tu blog–. Todo está permitido.
Y eso pasa cuando hay conexión, cuando se tatuó en vos la mirada del otro, su sonrisa, esa idea loca en torno a la vida, o la comida, o la política, o los libros, o los hombres, o las mujeres, o las palabras, o, o, o…, o una charla en un cumple, o un email en una revista, o, o, o… Y sí, tengo la plena certeza de que me perciben, y que no hay casualidades en mi existencia.



Y me alegra.

jueves, julio 20, 2006

Apunte: de golpe y porrazo

El chico de la librería (the second’s)



Hoy me desperté con un pinchazo en la garganta –creo que estoy incubando una angina pultácea– y con un humor digno de una mala onda como debe ser…; o sea que, a pesar del café con leche y las galletitas media tarde y la ducha matinal habitual, todo parecía presagiar que el estado sería irreversible…

Leí a Hernán, y cuando llegué a la esquina de mi trabajo, vi que el vendedor de flores acomodaba unos ramilletes de calas sobre su regazo, y pensé para mí: Están velando a mi vicio, a mi abstinencia nicotínica… (porque yo también estoy dejando de fumar). (Señal de alerta 1.)

Como estaba de un ánimo irascible, cuando a media mañana, en mi trabajo, me anunciaron que tendría que salir a la calle a hacer un par de tramites, puedo asegurar que con mi barbilla podría haberle pasado un trapo al piso de la escribanía, sólo que como tiene moquette, lo hacía aún más frustrante…

Luego de almorzar –enhorabuena: ¡en casa!– salí a encontrarme con la burocracia del microcentro, y mientras caminaba por Avenida de Mayo, me distraje por un lugar que llamó mi atención: “Paseo de la Resistencia” (citaba el cartel a la entrada). El nombre, más allá de que tiene que ver mucho con mi historia y con mi estado actual, me disparó a pensar sobre algunas cuestiones, y me prometí resistir a las garras del tiempo y volver a ir por allí, a la mayor brevedad posible. (Porrazo 1.)

Caminé por el Pasaje Carabelas, y me sorprendió la densidad poblacional de motos y autos –estos últimos parecían adolecer de sentido de pertenencia–. (Anecdotario 1.)

Bajé por la avenida Corrientes, y como no podía ser de otra forma, un poco por sentido histéricouterinofemino –lo reconozco, mordiéndome el labio inferior, encogiendo hombros, con cierto pudor y nada fingida vergüenza–, y otro poco por curiosidad real, me detuve en la vidriera derecha de mi librería de cabecera, y encontré con la mirada un cedé que me interesaba. Dudé unas minimilésimas de segundo, y entré. Fui directo al mostrador, no sin dejar de mirar de reojo, con la vista entornada, para comprobar que él estaba. Pocos minutos estuve allí, pero como sucede siempre que uno no lo espera, me encontré cruzando dos palabras con él, que me preguntó si había podido leer los libros (¡¡¡fui una sola vez, y hace un mes y medio!!! ), descubriendo que se llamaba Gabriel o Javier, y enterándome, finalmente, que ese día le dolía la cabeza. (Porrazo 2.)

Para finalizar, en las tres cuadras que restaban hasta mi lugar de trabajo, me topé con grandes carteles que anunciaban al Trío Fattoruso, y no pude más que sonreír pensando en el tannat del otro lado del río ancho como mar… (Anecdotario 3.)

Así se transformó un día extraño, de una semana aún más extraña, con gente a la que fácilmente voy a poder decirle que no –ardua faena para mí–, que va a estar coronada por amigos hacia el fin de semana, y a la que voy a forzar a llenar de estudio en algún momento, para rendir el jueves próximo. Pero lo más maravilloso, es que tuve que convencerme, forzosamente, de que es verdad que las cosas vienen cuando no hay intervención de la expectativa. Y son así, de golpe y porrazo.

sábado, julio 15, 2006

Hoy soy Enriqueta...






... y los que me conocen bien, saben por qué ...

martes, julio 11, 2006

Abúlica

A veces creo que puedo –y debo– escribir todo lo que me pasa, y en otros momentos quiero devenir en ostra... No quiero exponerme más, no quiero que mi cabeza se desordene, quiero hallar el eje que me ate los pies a la tierra (¿o Tierra?), asirme a la ley de Gravedad –grave, grave–, quiero ser invisible para todos –mentira–, o al menos para todos aquellos –buenos y no tanto, malos y no tanto– que se encuentran conmigo en el preciso rincón de mi flaqueza, que perciben mi miseria, y tal vez, sin intención alguna, se radiquen allí para hacer morada, y eso es peor...
No soy infeliz, lo sé; lo que es certero es el acto mismo de la dimisión a mí misma, a mi gobierno, coyuntura, ese es mi error... Quiero dar vuelta la cara, y la página de este libro, no, no, mejor arrancarla, y que ni siquiera quede el pegote de la encuadernación –la mía– a mi columna –incólume–, arrancar los hilos... Soy una vertebrada superior, pero en estado de invertebrado –ameba, paramecio–, con vacío en el cuenco de los ojos, en el esternón latiente, y por supuesto, en mi ser femíneo. Y allí caigo, intentando saciar un hambre que no le corresponde a ese abonado en servicio (o porque no figura en guía, o porque no es el indicado, o porque se le cayó su paracaídas en territorio y tiempo equivocados, y en mi afán de rescate, tomo la mano incorrecta, en territorio y tiempo equivocados, para otra vez fracasar en el intento, y confundir enamoramiento con hipnosis...)

No más envenenamiento a gotas, en dosis ínfimas –pero sentidas–, de monitor, de rayos que me enceguezcan, de nicotina que se coma pantagruélicamente mis pulmones, mis alvéolos, mis pleuras; de imaginarios nadacolectivos –propios, bien propios– que no sean más que eso: un angustioso teatro de sombras, figuras borrosas –nunca reales–, realidad virtual –ese oxímoron que hoy mencionaste–.
Dejo la inercia, la impavidez para más tarde, para cuando no haya urgencia –como ahora– (¿existe ese tiempo?), es preciso caminar en este instante, no puedo detener la marcha ahora. No quiero deshilacharme en prepotencias, en miedo a la muerte por no haber dejado siembra ni cosecha.

Es harto necesario caminar, y aunque cueste, lo deseo. No más revoluciones sin sentido, pero si batallas contra la modorra de la ceguera, contra la obnubilación de lo ficticio, contra la idealización de lo absurdo: no soy un personaje de historieta –ni mucho menos, ni mucho más–, soy de carne y hueso, y tengo sangre por mis venas, y el segundero del reloj sigue girando…

lunes, julio 10, 2006

No 3D

Necesito nadar desnuda:
esa sensación amniótica
de impoluta psique
de no corrupción
de pensamientos blancos

Ahorcado:
y las vocales están
, faltan las variables consonantes
de mis palabrasverbosnoconjugados

Tocar fondo
mis pies blancos
–frío mármol–
rozando la inquina

enredo de tajos de carne
malvenida
llovida de dulce dolor
de inquietud
de no expectativa
de forzar la voluntad
–poco voluptuosa–
, poco importa ya mi cuerpo
sólo me exime ser alguien probo
dar vueltas y vueltas, mirando el cielo
como cuando niña
hasta marear me
tirada en el piso
con los ojos cerrados
y que dé vueltas tu cabeza
en el estómago

Yo seré quien soy
: desnuda
amniótica
ecuánimemente silenciosa
sin asco
brillante
sugestiva
y todo todo todo
ni nada

pero
animada

miércoles, junio 28, 2006

. . .

Con la poesía -o poema- anterior, se cierran "las" secuencias. No estoy segura secuencias de qué, porque fueron escritas por mí hace cierto tiempo, pero seguramente en ese momento estaba viviendo en escenas... No lo sé. Tampoco lo recuerdo.

Hace algunos días también, que este espacio pareciera estar casi abandonado de presencias -inclusive la mía, eso es más que obvio-, o poblado de fantasmas ("que no es lo mismo, pero es igual..."), pero cada uno de nosotros tenemos nuestras obligaciones, nuestros tiempos, en fín, una vida más allá del blog, de la pantalla, una vida después de... Además está el Mundial, que nos tiene a todos en estado de tensión nerviosa.

Tengo pensado dar un par de materias, así que tal vez no escriba con tanta asiduidad -si me pongo media pila y hago el esfuercete-, pero cuando lo haga será con más bríos.

Uno no escribe para los otros, sino para el mundo, o tal vez sólo para el propio microcosmos interior, pero reconozco que extraño leerlos, responderles, pero sé que varios de ustedes -porque lo hemos hablado, de hecho- andan con una y mil cuestiones laborales que los detiene para casi todo, menos para respirar -y a veces hasta para eso...-

Acá estámos aunque haya silencio. Seguramente vaya a haber algunas líneas, aunque no sé si sean tan deliciosas, pero a veces, el deber llama.






Sigo acá (y los extraño, infinitamente mucho...)

Secuencia 5



-Ojos-




almendras doradas

caramelos de menta

botoncitos de turquesa




ventanas de la cara
crepúsculos del alma


* * *

se desovilla un vahído
cuando algo pasa a través de ellos


la cerradura perfecta para espiar



pintamos lo inevitable
cuando nos enfrentamos a sus aguas claras
-sin embargo-
si están turbias un escalofrío
recorre la medula espinal….



estrellas plateadas
que atraviesan otros ovalos


bolitas de plastilina
cristales de fuego


juego de luces y sombras
brillantina que cubre las pestañas
-otra vez-
crepusculo estrellado
que besa,
besa (me mucho)

...

bolero



Julieta, Agosto 2002

lunes, junio 26, 2006

Secuencia 4


-Agua-

o d n
n i a

o a
l s

fuente inagotable
/dulce y salada/


lágrimas de sol
sonrisas de viento
ojos verdiazules / azulverdis


manos de seda
acariciando nuestros cuerpos olorosos
de sudor, de espuma
pechos de algas
sonrisa de nacar
boca de corales


mi caracol
acá está
tu sirena
t
u

r a
a c
c o
l
a


en mi cielo de agua
hay luceros marinos
monto mi hipocampo
y cabalgo al reino de Neptuno
evitando tiburones y medusas


* * *


cristalina
gelatina
en mi tina marina arme una piscina -ojo en ella no se orina-


transparesencia (mi esencia de transparencia)


mi viento norte está al sur
pero mi corazón sigue estando al oeste…
-no, mejor al este-
y no florecerá ninguna flor celeste del jacarandá





tengo una coartada:
al menos sabía nadar…





Ju eta, 2002 -08
li 08

domingo, junio 25, 2006

Secuencia 3




-Alas-





quiero volar
-ser la novia del viento-

sacrificar las tetas de magnolia -de Oliverio-
en pos, tal vez, de algo más que una naríz puntiaguda
y volar…





m p
a l
r u
i m
p a
o s
s b
a l
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c n
a c
r a
a s
c y
o
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i l
t a
o n
d
r a
o s
s de
a es
pu
ma

quiero ser suspiro
hálito de amor

suspensiva -y suspendida en el aire-
ser suspensiva, como puntos
flotar en la nada y el todo inconsistente que es el aire
perfumado por lilas
por aire viciado

partirme los huesos para que sean cartilagos
de aves, tener la capacidad de echar a volar

el caracú de mis huesos
es caldoso
saborizado de angustia y de romero
palo de rosa y jazmín


mi ojo acaricia el cielo con su color y por estar perdido
celeste nube
capullo de vellón


rulo ensortijado de querubín
-ahora entiendo que se me haya colado
en este sueño
terco
de palomas
quisquillosas
de plaza pública y

manifestación…





Fuera
A
B
A
J
O

Jul
iet
a


2002-08-05

jueves, junio 22, 2006

Secuencia 2

-Cuerpos-
cumbres

líneas curvas

vellosidades perfumadas de ámbar y mar…

océanos luminosos que nos hacen reír y llorar


o os
j
b s
o c a


salivas mezcladas salvajemente

risas perturbadoras y de las otras

rituales privados


* * *

el vientre se estira, se estira
como el chicle rosado y pegajoso que masticarán esos dientes de leche y puntilla…
la sangre bombea más que nunca porque son dos -somos-

dejáste de estar marchita para estar más viva que nunca…

tus pies, tus uñas violetas y nacaradas brillan en la oscuridad como luciérnagas
fluorescentes -y furiosas…-

vos brillás -satélite con luz propia…-
el esternón, el pecho, tu pelo, vuelan y laten, a la par de tu sonrisa
contagiada y contagiosa
sos toda luz

tus manos de cuna, tus ojos de luna
tu boca de suspiro y blanca espuma
boca en flor

ojos con alas, pestañas de abanico
orejas de caracol -por su sonido a mar-
hoyuelos en la pera -dulce y jugosa-


volcán efervescente que dará vida
lava de fuego, generadora de ojos, pelo, boca nueva

horizonte


Julieta, 2002-08-05

Cuestiones de lenguaje (4)

¿Cuál es su gracia?



Cuando uno espera un hijo, a la mamá y al papá, hasta la segunda ecografía, en la que se ve definido y definitivamente el sexo del bebé –me niego a decir “feto”–, sumada a todas las preocupaciones y ansiedades que implica un embarazo (que conste que hablo por boca de jarro, porque no he sido bendecida aún con ese feliz acontecimiento), se le agrega la polémica en torno al nombre que va a llevar la criatura divina… (pueden existir casos extremos como el de mi hermana y Javier, que no quisieron saber el género de mi sobrino hasta el momento de nacer y estuvieron los nueves meses debatiendo entre ellos y con los demás, no sólo por no ponerse de acuerdo, sino porque todo el mundo opinaba y opinaba, como en aquel cumple de Lore…, en donde no paramos de tirar nombres que harían llorar a cualquier niñito por iniciar su vida en este mundo…)

De ello quiero disertar hoy. Si uno pudiera pedir desde la panza de mamá, que tengan piedad a la hora de “endilgarnos” algún nombre, creo que evitaríamos bastantes traumas, o predestinaciones que fueron sin lugar a dudas signadas por una decisión incorrecta, por una opinión inoportuna, por un ancestro amado –recientemente fallecido–, por ridículas tradiciones familiares, por algún siniestro éxito televisivo, y sigue la lista de fatalidades. Hay muchas aflicciones que le generarán traumas, como para agregarles esta desgracia desde el momento mismo que el neonatólogo le pega en la espaldita al neonato y se escucha ese grito desgarrador (“Déjenme de joder, se terminó la joda, y encima llego y me pegan…” (Trauma primero)), a continuación, el galeno palmea el hombro del padre y le anuncia triunfal: “Es una nena”, o la antigua partera dice “Machito”, y entonces ahí en ese preciso instante, los padres emocionados se miran y saben en su interior, que hay que darle la bienvenida a Nicasio o Eduviges

En mi humilde opinión, creo que hay que tener en cuenta muchas cuestiones a la hora de elegir el nombre del vástago, porque tengo casi la convicción de que realmente hay nombres que definen la existencia de un ser humano (y tengo opiniones cercanas que me apoyan al respecto). Veremos algunos ejemplos. A saber.

Mi nombre es Julieta –por si a alguno le quedaba alguna duda– y soy extremadamente romántica y dramática. ¿Cómo hubiera sido yo, si me hubiera llamado, por ejemplo, Mónica? No lo sé, pero el personaje por antonomasia de la víctima del amor, de William Shakespeare es Julieta, y hace poco caí en la cuenta de de dónde vendrían algunas cuestiones de mis entrañas, pero ese es otro tema..., y recordé este hecho fortuito, del destino.

Una amiga mía me dijo una vez que el cargar con el nombre Soledad era realmente duro. Y son, yo creo, dictados muy fuertes, dictaminantes, valga la redundancia, del destino de una vida. Conozco chicas llamadas Socorro o Consuelo o Dolores…, tremendo.

Creo que hay nombres que responden a las ideologías paternas y que le dan al retoño una responsabilidad, una impronta que los marcará de por vida, los casos que me vienen a la memoria son Ernesto o Fidel…, esos niñitos no podrán ser ni por asomo, –y para soponcio de los padres– capitalistas, ni liberales…

Otro caso espantoso es el de los chicos que tienen nombres de personajes famosos, como es el caso de unos amigos, cuyo hijo se llama Román, y si bien la madre lo niega rotundamente por ser de River, tengo mis serias dudas al respecto de la elección de su patronímico, ya que su padre es fanático acérrimo de Boquita… Ni hablemos de los cantantes, actores y otras faunas… (sujetas al último grito de la moda)

Un caso peculiar es el de los niños cuyo nombre responde a objetos concretos como pueden ser astros, colores, flores, apellidos, lugares, etc. Se debe tener preciso cuidado en estos casos, sin olvidar jamás el gentilicio que lo acompañe –o los acompañe si además se agregagara un segundo mote–, conozco otro caso, en que a una niña le querían poner el nombre Azul, pero con buenaventura y tino, sus padres fueron piadosos, y fue vetado, ya que el apellido era Marino. A veces se da el caso de gente con lucidez, no abunda, pero existe.

Los onomásticos fueron durante mucho tiempo génesis para el otorgamiento de nombres, y es así que mis tíos abuelos se llamaban Eulalia, Remigio, Leocadia y Rogelia. No hay derecho. ¿Cómo habrá sido su infancia aunque esta haya sido a principios del novecientos?
¿Cómo llevar a cuestas semejantes atributos? Estrechamente ligado a esto, está el tema de las tradiciones familiares –con todo respeto, algunas muy pelotudas–, o los traicioneros homenajes, dictados por el corazón, que al caer en la cuenta ya es muy tarde, porque ese niñito que va al jardín padece el nombre de Quintino…

Igualmente le teoría que más me subyuga es la de la predestinación, como es el caso que mencioné primeramente, los llamados Gabriel, van querer ser realistas mágicos o ángeles, los Federicos, existencialistas o poetas o dramaturgos, las Reginas, madres, los Diegos, deportistas, las Victorias, luchadoras vanguardistas, y así infinidad de peculiaridades semejantes.

No debe descuidarse, como ya mencionara con anterioridad, la relación inseparable nombre-apellido, porque hay combinaciones dignas de un Reliveran. No a lugar a los nombres anglosajones con apellidos castizos, españoles, criollos o italianos. Prohibidas la vinculación sujeto-objeto, o adjetivo-sustantivo (Dolores Fuertes de Panza…).

Finalmente, voy a hacer mención al hecho primordial de la elección de más de un nombre. No es erróneo este gusto, pero es necesario que su composición sea armónica, porque el/la que luego padecerá y/o convivirá con este patronímico será el heredero, al que uno le desea la mayor felicidad del mundo, y no la vergonzante escapatoria hacia un apodo más digno que el nombre impuesto al nacer.

Un último caso, no menos prohibitivo es el de llamar a los hijos como un viejo amor o una persona que no fue de su agrado, nunca, pero nunca debe utilizarse este nombre, por más encantador y maravilloso que sea el mismo, porque el niño podrá sufrir las consabidas consecuencias del desplazamiento dentro del inconsciente materno-paterno…

Por eso es necesario que sea tema de conversación durante el noviazgo, o al menos desde la planificación familiar misma, para no encontrarse en la sala de partos sin saber que elegir y poniéndole a la niñita el nombre de la santa que protege al nosocomio, y termina detentando el nombre de María Ludovica…