Se va el año de las películas argentinas (que seguro irán a Volver...): Madres, XXY, Una novia errante, la señal, ¿De quién es el portaligas?, El pasado y Estrellas; películas que, más allá de gustarme, al finalizar el año, dejaron en evidencia mi amor por el cine nacional y por ciertas salas nada shoppynescas...
Se va el año que dejó atrás el rubio y un eterno trabajo de casi catorce años...
Se escurre el año en el que intento dejar la adolescencia tardía, para darle paso a la madurez afectiva, responsable, y no por eso, de una menor libertad, todo lo contrario: el poder tomar con seguridad lo que es mejor para mí, enfrentando cualquier desafío...
Se va el año en el que descubrí cuánto valoro la vida, y que con más ahínco, y a perpetuidad, quiero intentar honrar cada día...
Se va el año de las sorpresas, de la gente que apareció sin rumbo fijo, pero para recordarme que cada gesto vale, aunque sea por un segundo, por un ínfimo detalle, por diez minutos de charla telefónica, un par de abrazos o un cedé que cruza un río ancho como mar...
Se va el año que me enseñó que no hay que aferrarse, que una puede amar con locura y, sin embargo, peregrinar ligera de equipaje...
Se va el año en el que las fotos se hicieron evidentes, y necesarias, en mi vida...
Se va el año en el que afronté que no hay que tener miedo, porque nada frena lo inevitable...
Se va un año salado de lágrimas...
Se va el primer año de mi trabajo-vocación, que tuvo como paga un agradecimiento inolvidable... Se escurre con rapidez un año de gente que me sorprendió, de gente que pasó, de gente que se fue –y si es lo mejor, ojalá vuelva...–, de gente que me dejó tintineando palabras y miradas y abrazos a fuego...
Se termina el año del reencuentro con mis compañeras de colegio y, sorprendentemente, fue un encuentro maravilloso.
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Datos curiosos en letra chica:
fue el año que menos cambios de plantilla tuvo el blog;
casi todos los post tuvieron una canción (y de hecho mucha gente que me visitó disfrutó de esto);
me visitaron primos y sobrinos segundos de una misma rama familiar;
organicé correctamente mis materiales: acá fui solo escritora-editora y allá, fotógrafa.