La incertidumbre no duele. Lo que duele es la certeza de lo inevitable. La piel de lo que conocés y no querés ver. La desidia, el desinterés, la ceguera ante algo que está ante tus ojos y que no querés –o no podés– ver.
La vida continúa y continuará por los siglos de los siglos, y esa esfera de polvo que sos quedará flotando hasta que el Universo termine.
Valen el estoicismo y la capacidad de saber que caminando –aunque no se llegue a Roma–, te van a llevar al lugar que vos conducís.
Y eso es crecer.
La vida continúa y continuará por los siglos de los siglos, y esa esfera de polvo que sos quedará flotando hasta que el Universo termine.
Valen el estoicismo y la capacidad de saber que caminando –aunque no se llegue a Roma–, te van a llevar al lugar que vos conducís.
Y eso es crecer.
Parado. Juan Carlos Baglietto