martes, abril 15, 2008

Inventario para una ausencia

Hace frío. Mucho. La última vez que escribí unas líneas, el calor abrasaba. No tengo trabajo fijo. Aún. Y espero tenerlo pronto. Y eso me hace dormir mucho. Desear estar lejos de la computadora –sumado al dulce hecho de que la compañía no me genera ganas algunas de enfrentarme a los rayos catódicos–.
Quiero terminar la bufanda antes de que empiece el invierno, y durante quince o veinte días, como el año pasado, tejeré menos que nunca, escribiré menos que nunca, descansaré menos que nunca, estudiaré menos que nunca –al menos con una excusa válida–.
Anoche le decía a Gas que la net me está aburriendo, o me está aburriendo el circuito habitual de revisarmailsvisitarblogscomentaralgogooglearsalir, no sé, estaré viviendo algo que me conduce a otro lado, a otros perfumes, tactos, sabores, miradas, lecturas, cabezas abiertas, sensaciones que un frío monitor no me da. Y es eso. Siempre me consideré cálida, con necesidades de abrazos, de sentires, y hoy la pantalla no me lo da, no me responde. Ya me dio lo que necesitaba para ser feliz, ¿y ahora?
Por eso es que no estoy escribiendo, porque los post que fueron surgiendo se diluyeron en mi vida real, en carnes, en lágrimas, en carcajadas y caricias que estremecen en serio, y no en espasmos artificiales con gusto edulcorado. No.
Y acá estoy, con un resfrío que me resquebraja la nariz, pensando en cosas que tengo que hacer y comprar, soñando con la bufanda terminada, pero real, viva, viva y no virtual…


Nos veremos otra vez. Seru Girán.