viernes, octubre 06, 2006

Se viene la primera

Andaba colgada, y como ando así, les cuento que a partir de ahora, una vez por semana voy a subir los ejercicios del taller
Acá va el primero, y es de agosto
baccios per tuti... (1)




16/08/06
(Bah 17...)


[Once a day]
(Mi día)

Me estoy acostando a la hora en que algunos se están despertando, pero bueno ese es el hecho, y nada tiene que ver con lo que aquí voy a contarles.
El despertador se rompió hace rato –fruto del deseo inconsciente de que no suene– y esto hizo que fuera sustituido por el celular, que desviaría su función original para devenir en gallo cantor; en fin. Lo manotee al sonar –si hubiera sido gallo, pobre, lo hubiera estrangulado– y me autoconvencí de unos “15 más”, que por supuesto Morfeo estiró a treinta, y cuando amanecí tuve que bañarme rauda, comer una tostada de parado (en este caso que mi sexo es femenino, ¿será de parada?), chequear un par de mails que excusaba como urgida, y huir al trabajo. Resultado: el de siempre: horario habitual entre las 11:15 y las 11:20 hs.(horario de entrada real: 11). Beep.
Adrián me dijo que me había llamado mi abuela. Preparé café: mi cabeza seguía pegada a la almohada y soñando con los angelitos. Realicé un par de llamados –entre ellos, mi abuela, que me contó que mi prima había tenido una nena–, y me serví el café con leche de todas las mañanas. Llegó el escribano, y ladró, como todas las mañanas.
El trabajo aconteció con su burocracia habitual, bajé a almorzar a mi casa. Hablé con mi hermana, Regina, que anunciaba (ella también) el nacimiento de la beba de mi prima. Conversamos nimiedades y cortamos. Almorcé unas croquetas, chequee mails, chatee con un par de amigos y volví al yugo…
Ladrido dos del escribano. Café con leche de la tarde. Burocracia habitual. Mensaje de texto de Lore para recordarme el cumple de Fabi. Llamada a Fabi. Salida (¡Bien!).
Caminé a la parada del colectivo. Viaje hacia el taller. Llovizna, pequeña mojadura. Ingreso al taller.
Sebastián, alias El profe, y nosotros, nos presentamos. El pánico escénico hizo que olvidara mencionar entre mis autores amados, a Oliverio y a Galeano, en fin, cosas que pasan. Tiró las consignas del taller, realizamos un breve ejercicio, y nos fuimos.
En el colectivo me llamaron la atención tres chicos de gorro de lana.
Cené tarta de berenjenas –recalentada–, y una feta de jamón, mientras pensaba en este texto que luego vería la luz.
Chatee, chequee mails y lavé los platos mientras Morfeo me hacía masajes en la espalda haciéndome debatir con mi Superyo porque me gusta la noche.
Puse a recargar el gallo, y “me”, también, a escribir.
A domani, hasta mañana, au revoire, good night.

Ju♥

2 comentarios:

  1. Se me vino Benedetti (coterraneo) con sus poemas de oficina:

    "(...)aquella esperanza que cabía en un dedal / evidentemente no cabe en este sobre / con sucios papeles de tantas manos sucias / que me pagan, el lógico, en cada veintinueve / por tener los libros rubricados al día / y dejar que la vida transcurra(...)"

    Gracias Ju por no dejarnos afuera de tu experiencia en formato de taller (seria bueno que pusieras la consigna de cada trabajo).
    Besos

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  2. Gracias Gaby, como te dije esta mañana, gracias por las visitas cotidianas. Cotidiano, como Benedetti.

    besos entre rios (paradox...)

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Sin caer en la tentación de ser pedante, descubro que la polifonía y la hipertextualidad me han hecho más rica.
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Beep.