domingo, octubre 08, 2006

La noche de los museos

Fue ayer. Y fue un flash.
Lo que más aproveché fue el backstage (con varias personas al celular para combinar múltiples encuentros a diversas horas) y los pases de colectivo. Tres veces tres en el 130.
Fue interesante ver a gente de diversos estratos sociales y franjas etarias disfrutando de una movida cultural como ésta. Me gustó esa sensación que flotaba de andar sin miedo por cualquier barrio, con un mapita con las actividades y ganas de ver, de conocer, de disfrutar. No había miedo a nada, todo parecía congelado en torno a los museos y esa experiencia voyeur...

Por fín conocí el Museo del Títere, que era una autodeuda... Saqué algunas fotos, y me quedé con un sabor a poco, no sé, pero al menos la ví a Sarah Bianchi, y dejé mis datos en el cuaderno.

Volví a comer en el Retortuño, y a G. le quedó la misma sensación que a mí al habitar ese lugar. ..

Intentamos ir al Planetario, pero era tarde, y decidimos reirnos un poco, caminar un rato, y volver (ya no en el 130).

Luego el amor, el corte de luz, y un baile delicioso en el palier de casa.

3 comentarios:

  1. Dos veces dos en el 130, y una en el 102. Jaja.

    Interesante el museo del titere, y la llegada tarde al planetario, al menos dejo una linda foto.

    Hasta otro baile en el palier.

    Un beso.
    Te quiero

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  2. el baile del palier pertenece a otro museo, o...
    basta ya de museificar el amor!!

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  3. De este lado del río ancho como mar, tuvimos este fin de semana nuestro día del patrimonio (que en realidad son dos y no un solo día), que va algo más allá de la noche de los museos, que también por estos lados existe.

    En lo personal me di algunos gustos, como recorrer el Palacio Piria (Piria, fundador de Piriapolis era masón y alquimista, imaginen sus casas), visitar una exposición de sonidos uruguayos en el histórico sello Sond'Or, caminar por la hermosa Sala Zitarrosa (Ex cine Rex), y encontrarme con una maestra de mi época escolar en el Templo Ingles (1º templo no católico en Uruguay).

    También hubo tiempo para teatro callejero, charla con amigos, y un breve almuerzo en la Peatonal Sarandí y luego en el Mercado del Puerto (repleto de gente).

    Es hermoso encontrarte de turista en tu propia ciudad despues de haber dado la vuelta al Mundo y darte cuenta que este es TU lugar.

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Sin caer en la tentación de ser pedante, descubro que la polifonía y la hipertextualidad me han hecho más rica.
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