mi omoplato
laxo
rayado de impotencia
roza -caroza-
el ojoverdegrisnegro
tempranillo tuyo mío
no me lo quites
desnuda, mi piel, de pecas
de nieve lejana
donde está mi hermana
boca abierta
a la espera de susurros
procáces
de latidos vitales
de ámbar violeta frotando
mi cuerpo llovido
no añejo
ya no tempranillo
ojos grandes mi mirada
cruzada
transpirada
de San Telmo
de huella corteza de arbol
de cerezo
no quiero gritar más
no quiero astillas de vidriopunzantes
dientes de nácar
tu perla
mi refugio en mis horas más trágicas
mis manos ruedan y ruedan
roza -caroza-
tu boca y cierra la mía
en dos
laxo
rayado de impotencia
roza -caroza-
el ojoverdegrisnegro
tempranillo tuyo mío
no me lo quites
desnuda, mi piel, de pecas
de nieve lejana
donde está mi hermana
boca abierta
a la espera de susurros
procáces
de latidos vitales
de ámbar violeta frotando
mi cuerpo llovido
no añejo
ya no tempranillo
ojos grandes mi mirada
cruzada
transpirada
de San Telmo
de huella corteza de arbol
de cerezo
no quiero gritar más
no quiero astillas de vidriopunzantes
dientes de nácar
tu perla
mi refugio en mis horas más trágicas
mis manos ruedan y ruedan
roza -caroza-
tu boca y cierra la mía
en dos
...porque no sólo de prosa vive el hombre -y evidentemente la mujer tampoco- ha dicho.
ResponderBorrarQue decir ante la maravilla de la palabra convertida en poesía.
ResponderBorrarGracias por tomar ecos de Galeano, que tanto me inspiran, que tanto me invitan a seguir caminando.
Lean: ¿Viste que soy multifácetica? Y no has visto nada –perdón, leído– de mi producción poética... (bastante vasta y diversa, también). Ojalá sea de tu agrado. Esta vez te mando un beso de mate cocido. Abrasho para Ceci.
ResponderBorrarGabriel:
ResponderBorrargracias..., ya publicaré más poesía. En cuanto a Galeano, no hay palabras para definir su letra, la emoción que provoca, en fín... Y me pareció una delicia de definición de narrador.